Podríamos asegurar que cualquier persona ha dicho alguna vez en su vida que se encuentra en una situación estresante o que tiene demasiado estrés. La mayoría lo hemos sentido, pero es difícil definirlo, caracterizarlo, hacerlo más comprensible a nosotros.  Y es justamente en la comprensión de qué es el estrés, cómo funciona, cómo nos impacta, desde donde podemos dar los primeros pasos para aliviarlo e incluso prevenirlo, para así mantener a raya a uno de los principales males del estilo de vida agitado de nuestros tiempos.

¿Qué es el estrés?
Zulay Irady, Socióloga y Terapeuta Corporal, describe el estrés como un mecanismo de supervivencia, una reacción fisiológica del organismo que activa sus dispositivos de defensa para afrontar situaciones que se perciben como amenazantes o de demanda incrementada.

Debemos comprender que cuando la causa que origina el estrés no ha sido solucionada y es percibida continuamente como una situación amenazante, se genera una sobrecarga de tensión y, en casos extremos, puede llegar incluso a una patología, reflejándose en el organismo bajo la forma de desequilibrios, dolencias y enfermedades, tanto emocionales como físicas, que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del ser humano.

Sin embargo, para Irady, el estrés puede tener consecuencias positivas para el sujeto, pues le alerta sobre algún peligro y le ofrece los mecanismos físicos para evitarlo, como por ejemplo, reaccionar frente a un riesgo de choque en el tránsito.

Del estrés al distrés
Por otro lado, el distrés trae consecuencias negativas, debido a que el sujeto se mantiene en un estado de alarma sin que suceda una acción destinada a enfrentarse o a huir del riesgo percibido. Por tanto, ocurre una sobrecarga bioquímica que contribuye directa o indirectamente a la aparición de trastornos generales o específicos del cuerpo y de la mente, tales como: Síntomas de inmunodeficiencia, ansiedad, dolores musculares, depresión, irritabilidad, insomnio, trastornos de atención, diabetes, entre otros. También influye en el deterioro de funciones neuronales que conducen a dificultades de memoria, toma de decisiones, aprendizaje y comprensión.

La vida cotidiana está llena de situaciones que pueden causar estrés negativo y, en nuestra sociedad, estamos sometidos a muchas de ellas: Las crisis económico-sociales, la incertidumbre e inseguridad, estímulos ambientales negativos, frustraciones, entre otros, pero es la percepción personal la que convierte estas situaciones en un factor real de estrés.

¿Cómo evitar el estrés?
Uno de los pasos fundamentales para liberar las emociones, es hacerse responsable de los propios sentimientos. Recordemos que al negar lo que vemos, sentimos o percibimos, se genera un malestar interno, una especie de incoherencia, que de no solucionarse puede afectar directamente la salud.

Es importante que aprender a expresar las emociones de manera asertiva. También estar atento a lo que expresa el cuerpo, ya que las emociones y pensamientos liberan reacciones químicas en el organismo y el poder percibir estas reacciones ayuda a liberar la emoción en el momento adecuado.

Según la experta Zulay Irady, para evitar el estrés es importante compartir las emociones con alguien. Buscar a una persona que pueda escuchar con empatía, que escuche con respeto sin llegar a interferir en la toma de decisiones.
 
Otra forma de evitarlo, es hacer algo agradable por uno mismo, ya sea un masaje, tomarse un tiempo para escuchar música, hacerse un regalo, preparar una rica comida; en fin, nutrirse a sí mismo y auto valorarse. Una alta autoestima es un recurso de gran valor para salir de las angustias y ansiedades generadas por el estrés y para sentirnos mejor con nosotros mismos.