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¡Dile NO al sedentarismo!
Fuente: Revista Cosas
Por Efrain Hoffmann Con la adultez, un conjunto de hábitos rutinarios pueden llevarnos a suprimir totalmente la actividad física, con el agravante de que al envejecer, nuestro organismo también se va deteriorando Más de 60 % de los adultos no se comprometen con la cantidad de actividad física recomendada por los especialistas. De hecho, la situación llega a tal punto que según el Reporte del Cirujano General de USA del año 1995, cerca del 25 % de los adultos no hacen ningún tipo de ejercicio.
Durante la niñez y la adolescencia muchos de nosotros realizamos deportes, paseos, excursiones y en las escuelas, como parte del pensum escolar, nos obligan a hacer ejercicio. Después de los 25 años, aparte del sexo, de caminar y trabajar, ya no hacemos ningún tipo de actividad física. Por lo tanto, a partir de esa edad física en la que, además, desciende el metabolismo, si siguiésemos comiendo en igual cantidad, engordaríamos gradual y casi imperceptiblemente. El problema sería tal que, a la vuelta de cinco años, podríamos haber aumentado entre tres y ocho kilogramos y para los 40 años acumularíamos unos 15 ó 20 kilogramos de exceso que no sabríamos cómo manejar. Entonces, ¿debemos dejarnos ganar por la inercia? Es un problema integral... Además del aumento de grasa corporal, la vida sedentaria ocasiona atrofia muscular, el corazón pierde efectividad y la arteriosclerosis avanza inexorablemente, contribuyendo a reducir la irrigación sanguínea. La capacidad cardiopulmonar disminuye e igualmente la oxigenación de los tejidos. La única manera de mantener el peso sin el control estresante de esas “dietas odiosas”, es aprendiendo la importancia del ejercicio y la necesidad de practicarlo. Basta repasar algunas cifras para entender el problema:
Consecuencias irreparables Las consecuencias de asumir el sedentarismo son múltiples y pueden llegar a influir, severamente, en una gran cantidad de aspectos de nuestras vidas pero la principal es, sin duda, la pérdida de masa muscular que provoca un verdadero efecto dominó y termina por producir cambios como la disminución de la fortaleza, metabolismo, la densidad ósea, la vitalidad y la salud, el aumento del porcentaje de grasa corporal y por consiguiente el aumento de la presión arterial. Entonces, ¿qué hacer? ¡No te dejes ganar por la inercia! Desde las pequeñas y fáciles rutinas como caminatas hasta programas de ejercicios elaborados por profesionales, toma inmediatamente la decisión de devolver la vitalidad y el dinamismo a tu vida diaria. Gánale mejor la batalla al sedentarismo. Artículo publicado Revista Cosas de Unicasa Edición N° 76 Año 2012 |
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