Casi todos los juguetes tradicionales venezolanos eran hechos de madera y se siguen haciendo así, artesanalmente, pero con el tiempo y la comercialización hay infinidad de modelos en otros materiales, empezando por el plástico.

Al menos seis de esos juguetes son los más famosos y han representado la cultura popular por largo tiempo. Como la perinola, el yo-yo, el trompo, la zaranda, el gurrufío, el papagayo, las muñecas de trapo, las metras, aunque existen muchos otros. Tienen su origen hace más de 400 años y algunos son producto de la mezcla de influencias desde la llegada de Colón a América y se arraigaron como cultura criolla.

Los inventaron los indígenas utilizando madera como materia prima y se conserva su tradición en todo el país sobre todo en: Aragua, Carabobo, Barinas, Apure, Táchira, Falcón, Sucre y Amazonas.

Tiene dos partes, la cabeza y una parte inferior donde debe encajar la primera, ambas unidas por un cordel. Se construía artesanalmente con latas vacías y palos o tallándola en madera que es la clásica, pero también se fabrican con plástico. En el Zulia se llama “emboque”.

Es de forma torneada semi-circular y una punta metálica. Se juega enrollándole un cordel alrededor y lanzándolo al suelo, haciéndolo girar sobre su propio eje. Se hace en madera o totuma.

Consta de dos partes circulares unidas en el medio por una pequeña cuña cilíndrica que las mantiene separadas a corta distancia. En la cuña se enrolla un cordel que permite hacerlo subir y bajar.

Este juguete consta de una lámina circular de madera, lata o plástico, en la cual se hacen dos agujeros por donde se pasa un cordel o guaral. El cordel se hace girar y se estira haciendo que se enrolle y desenrolle para que el disco dé vueltas y suene una música.

Son bolitas de barro, madera, vidrio o porcelana que se hacen rodar sobre el suelo para chocarlas unas con otras. Existen infinidad de variantes para este juego.

Nació hace miles de años en Asia y llegó a Venezuela, como tantas tradiciones, por los colonizadores españoles. Es una estructura liviana de madera que se cubre con papel de seda, tela liviana o plástico. Se le amarra un cordel y se le hace volar con la fuerza del viento. A veces le agregan una cola de tela que le brinda estabilidad. También le dicen “volantín”.

Se hace con una totuma (cuenco que sale de picar en dos partes una semilla hueca y grande) atravesada por un palito. En la parte superior del palito se enrolla un cordel que al halarlo hace girar la zaranda. 

Formada por dos piezas, una superior o cabeza y una inferior o base en la que encaja la primera, unidas por un cordel. La perinola era construida artesanalmente con latas vacías y palos, o talladas ambas partes en madera. Hoy se fabrican en plástico transparente y de colores. Quien más acumule repeticiones del encaje entre ambas piezas, gana.

Podían ser improvisados con un palo de escoba que en el mejor de los casos se cubría en la parte superior con retazos de telas tratando de crear la cabeza de un caballo. Pueden encontrarse aún tallados en madera en forma similar a del palo de escoba, así como también caballos más elaborados en forma de mecedores. Servían también para recrear escenas de vaqueros y ladrones o cualquier otra fantasía infantil.

Hay muchos juegos también originarios de Venezuela como: las rondas, carreras de sacos, el palo ensebado, el palito mantequillero, la candelita, la gallinita ciega, el escondite, los quemados, la lleva, la ere y muchos otros que se disfrutaban en el ritmo de vida de décadas atrás, más libre que los de las ciudades de hoy; pero persisten en pueblos o zonas tranquilas y seguras de las ciudades.