Vinos para NO conocedores

Fuente: Revista Cosas
Por Mariby Pérez

Sigue siendo un enigma el país y la época en la que se originó la vinicultura; aunque importantes investigaciones señalan a Egipto, 4500 a.C., como su lugar de origen

Podemos describir la elaboración del vino como un proceso bioquímico mediante el cual los azúcares de las uvas son transformados en alcohol y gas carbónico. Esta transformación se genera gracias a la acción de las levaduras que producen las enzimas capaces de descomponer los azúcares naturales presentes en los frutos de la parra.

Aunque el vino está presente en la humanidad desde su historia antigua, no fue sino hasta el siglo XIX, cuando el químico francés Luís Pasteur descubrió la clave o el secreto de la fermentación. Fue este científico quien comprobó y divulgó que eran los diminutos hongos los que transformaban el azúcar del jugo de uvas. De esta manera se dio inicio al proceso de fermentación de manera industrial, tal y como lo conocemos hoy.

Sin lugar a dudas, la variedad de uvas o cepas utilizadas en la fabricación son la característica más resaltante de todos los vinos. Estos frutos milenarios, conservados durante años por los agricultores y expertos enólogos, generan la magia de esta magnífica bebida.

Existen más de 15.000 variedades de uvas o cepas. Pero todas ellas proceden de la evolución secular de una sola especie de vida útil para la vinificación sobre la tierra: Vitis vinífera. Pese a esta gran variedad de uvas, sólo unas pocas pueden transformarse en vinos de calidad. Por ello, los agrónomos con especialidad en enología son las personas más indicadas para mantener y desarrollar las uvas o cepas que pueden evolucionar en el tiempo, y generar aromas extraordinarios en el paladar.

Guillermo Vargas, enólogo venezolano y agrónomo especializado en viticultura comenta que “las cepas existentes en la actualidad tienen entre dos mil y tres mil años de antigüedad. Sin embargo, con el tiempo, los seres humanos desarrollaron métodos y técnicas que han permitido adaptar mejor estas cepas a los suelos, climas y paladares contemporáneos”.

Producir vinos involucra la plantación de las viñas, la cosecha o recolección de los frutos, el prensado, la clarificación o depuración del líquido, la fermentación y el envejecimiento en barricas de roble. En este sentido, la calidad del vino, depende directamente de la uva, del suelo, del clima, y de controlar cada una de las etapas de elaboración.

El vino es simplemente un jugo de uvas fermentadas, en palabras técnicas, “un producto obtenido exclusivamente por la fermentación alcohólica de uvas recién recolectadas”. Pero lo importante para los enólogos, en el proceso de elaboración, es que la uva contenga altos contenidos de azúcar (glucosa y fructosa principalmente), ya que esto le permite obtener el alcohol necesario en la fermentación.

La recolección de estos racimos se hace, preferiblemente, de manera manual. Seguidamente, se procede a prensar las uvas, reposar y filtrar sus jugos. Finalmente, el líquido obtenido es envejecido en barricas de roble, tanques de acero y en la misma botella con la intención de desarrollar sus aromas y sus sabores.

Vinos Blancos
Los vinos blancos son las bebidas más delicadas y refrescantes elaboradas a partir de las uvas. Por eso, a pesar de que los vinos tintos son los preferidos por el público internacional, un paladar exigente sabe reconocer la calidad y valorar los aromas de estos exquisitos placeres. Puede ser elaborado tanto con uvas verdes como rosadas o tintas. Lo importante es que el jugo o mosto no entre en contacto con la piel u hollejo de la uva. Por eso, luego de prensar y extraer el jugo, se separa de las pieles y se somete a un proceso de decantación o reposo que ayuda a eliminar toda impureza.

Algunas cepas de los vinos blancos son:
  • Chardonnay
  • Sauvignon Blanc
  • Torrontés
  • Riesling
  • Gewürztraminer
  • Semillón
  • Chenin Blanc

Vinos Rosados
El nombre de estos vinos no hace mérito a su verdadero color, y aunque por su aspecto parece ser un vino dulce, muchos vinos rosé son secos. Los vinos rosados son ideales para comidas agridulces, como la asiática, algunos pescados y para numerosos postres, sobre todo los que llevan lácteos en su composición. Se producen empleando uvas verdes, rosadas y tintas, pero a diferencia del vino blanco, el mosto o jugo que es fermentado siempre tiene un leve contacto con las pieles u hollejos de la uva. Esa breve maceración otorga tonalidades que van desde el rosado tenue hasta un color más tinto, luego este jugo se prensa y se filtra.

Vinos Tintos
Favorito de los conocedores, gracias a su complejidad, presenta generalmente mucha intensidad en sus sabores. Su potencia alcohólica y su capacidad de envejecimiento son las grandes características que lo hacen tan deseable para quien comienza en este apasionante mundo. El vino tinto es de color rojo porque es elaborado con uvas de tonos rojizos que pueden variar del púrpura al rojo pálido.

El color y sabor que caracteriza a estos vinos se debe a que los jugos antes de ser prensados reposan con la piel de las uvas. Los pequeños ajustes en el proceso de elaboración son los que hacen la diferencia. Si el jugo de las uvas permanece por más tiempo en contacto con su piel, el vino será más oscuro y tendrá más taninos, componentes químicos que se encuentran en la piel y son los responsables del color, aroma y sabor del vino.

Algunas cepas de los vinos blancos son:
  • Cabernet Sauvignon
  • Merlot
  • Syrah o Shiraz
  • Cabernet Franc
  • Tempranillo
  • Pinot Noir
  • Carménère
  • Tannat
  • Malbec
  • Sangiovese
  • Zinfandel

Fortificados
Seguramente el término fortificado no te es familiar, pero 3 de estos excelentes vinos son muy conocidos mundialmente: Oporto, Jerez y Madeira. Estos deliciosos vinos deben su nombre básicamente al hecho de ser vinos a los cuales se les añade alcohol vínico puro durante su elaboración. Según la historia, la razón original por la cual se le añadió alcohol a estos vinos, fue para prolongar su vida, ya que era necesario que resistieran mejor los largos traslados desde sus terruños hasta el lugar del mundo donde se consumían. Sus creadores descubrieron que además de lograr su objetivo, con este añadido, se mejoraban sus sabores.

Artículo publicado
Revista Cosas de Unicasa
Edición N° 82
Año 2012

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